miércoles, 15 de octubre de 2008

Los pilotos


nos llevaron al Templo de Piedra (era obvio que usaría esto). Una demostración cabal que se puede recorrer por el espectro que va del rock, el grunge, pasando por un rock medio psicodélico para terminar en el más puro stoner metal, un rock bien furioso que hizo rockear al Ciudad. Con una puesta simple, no hacía falta más. Luego de la revelación de NIN, del auténtico y aguerrido metal de Mötley Crüe, cerramos esta serie de conciertos con un recital de rock, con todas las letras. El único problema fue la corta duración (1 hora 40 aproximadamente) que nos dejó con ganas de más, pero salí satisfecho.

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